Hay personas que encuentran en esta carrera su verdadera vocación.
Por Redacción Fitness
El Washington Post publicó un artículo sobre cómo hay personas que podrían ser instructores o entrenadores personalizados, pero todavía no lo saben.
El diario contó la historia de Jen Walsh, quien nunca había pensado ser una instructora de yoga, una actividad que comenzó debido a dolores en su espalda, pero luego de varios cursos y de sesiones que sumaron 200 horas, algo sabía del tema, por lo que se propuso compartir sus conocimientos.
Por ahora, Walsh, quien estratega en comunicaciones, no piensa cambiar su carrera al cien por ciento, pero su nueva actividad le gusta más de lo que pensó.
El Post enumera entonces una serie de beneficios personales, más allá del económico, de utilizar ese conocimiento.
¿Qué esperas para intentarlo?