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Respeta el tiempo de tus participantes, motívalos para que logren el objetivo de tu clase, la música, la creatividad, tu actitud, elementos fundamentales.


Por Antonia García Gómez

Cuando ya tienes tiempo impartiendo clases en un club o gimnasio, los participantes te conocen, y por consecuencia hay un poco más de tolerancia para tus llegadas tardes, tus expresiones de cansancio y más…

No abuses de esta tolerancia. Perder la percepción de tu trabajo afecta a las personas que por primera vez entran a participar en tu clase, o a las que no son tan apegadas a ti y esperan con ansias que la clase sea motivante, movida, inolvidable…

Se responsable de tu trabajo y se partícipe para que en nuestro país, haya cada día más personas que practiquen una actividad física.

Tú como participante

¿Qué ha pasado cuándo has sido participante en vez de instructor? ¿Te ha gustado la clase? ¿Qué hiciste cuando te diste cuenta de que estaba mal estructurada, la música mal cuadrada, en conclusión, el instructor no preparó la clase?

Sugiero que en lugar de criticarlo como mal instructor, tomes el ejemplo, para que no hagas lo mismo, ya que eso que te pasó al tomar esa clase, es lo que sienten tus participantes cuando no te preparas y no hay un objetivo que cumplir.

Es primordial que tomes clases, no solamente las impartas, esto te ayudará a mejorar, ya que verás los puntos débiles de otros instructores, y que tal vez sean los tuyos. O mejor aún, si son buenos aprenderás algo de ellos. No critiques, mejora.

Cuando impartas tu clase

Saber que eres partícipe de los logros de otras personas, te dará mayor satisfacción, porque estarás cumpliendo con tu trabajo. 

Siempre toma en cuenta al participante