En nuestra sociedad el alcohol se ha hecho un acompañante fiel en la mayoría de nuestros eventos, pero ocasiona problemas significativos en la salud.
Escrito para fitness por Montserrat Astigárraga Serra
Desde épocas remotas el alcohol ha sido parte importante en la mayoría de las culturas dándole múltiples connotaciones, como el ser una bebida para festejar eventos especiales, para olvidar los problemas e incluso parte clave en rituales sagrados, además de ser utilizada como anestésico en tratamientos médicos y quirúrgicos muy antiguos.
En nuestra sociedad actual el consumo de alcohol es muy alto, sin embargo sería bueno detenernos a pensar qué tan benéfico es en nuestro cuerpo...
Una “cuba” contiene 45 g de alcohol, lo que provoca que la concentración de este compuesto en la sangre se eleve a 30mg/100ml.
Cuando una persona se encuentra en estado de ebriedad, quiere decir que dejaron de ser suficientes los mecanismos para metabolizar el alcohol y excretarlo por la orina (> 150 mg/100ml de alcohol en sangre) teniendo peligro de sufrir un paro respiratorio cuando los niveles alcanzan 400-500 mg/100 ml.
La concentración de alcohol decrece con el tiempo porque las enzimas responsables de su degradación lo empiezan a detectar y lo transforman a “acetaldehído”. Sin embargo con grandes cantidades de alcohol dejan de funcionar. Otro mecanismo donde el alcohol es oxidado, además si la persona ingiere bebidas alcohólicas con mucha frecuencia, estos mecanismos se encuentran más activos y la persona tolera mucho más el alcohol que alguien que nunca bebe.
El alcohol que no se degrada rápidamente y que queda circulando en la sangre tiene un efecto diurético, lo que promueve la deshidratación y la pérdida de vitaminas. Por otro lado, aumenta la concentración de ácido láctico y disminuye la excreción de ácido úrico haciendo a la persona más susceptible a la Gota.
En alcohólicos crónicos aparecen manifestaciones de deficiencia de proteínas. Esto puede deberse a que ingiere menos alimentos que contienen adecuada cantidad de éstas y por una mala dieta en general.
El organismo sufre alteraciones graves con el consumo constante y desmedido de alcohol, además de que la persona presenta malnutrición y problemas psicológicos, así que lo mejor es el seguimiento de un tratamiento integral, es decir, la ayuda de un nutriólogo y un psiquiatra.