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También conocida como ácido ascórbico es un nutriente necesario en la vida diaria.


Escrito para fitness por Montserrat Astigárraga Serra

La vitamina C a través de la historia

El escorbuto es una enfermedad descrita por primera vez en la época de civilizaciones antiguas como los egipcios, griegos y romanos. Curiosamente, las principales víctimas de la enfermedad eran marinos que pasaban largas travesías en altamar y que durante el viaje, presentaban sangrado de mucosas, pérdida de dientes, hemorragias, manchas en la piel y debilitamiento muscular, sin embargo, la relación entre el escorbuto y la vitamina C no se estableció sino hasta el siglo XX. Tiempo antes las embarcaciones descubrieron que llevando cítricos y consumiéndolos durante el viaje prevenían dicha enfermedad, así que pronto el transporte de cítricos fue obligado por los reglamentos náuticos.

En 1928, Albert Szent-György halló el ácido hexurónico en tejido suprarrenal y frutas como la naranja llamándolo agente antiescorbuto, y ya para 1932, C. Glenn King junto con él, demostraron que este ácido era la conocida actualmente vitamina C.

Vitamina C y enfermedades cardiovasculares

Existen evidencias epidemiológicas y experimentales que sugieren posibles roles de la vitamina C en la génesis y prevención de enfermedades cardiovasculares. Revelaciones sobre los efectos del ácido ascórbico en el metabolismo de lípidos, en la integridad del tejido vascular y en episodios trombóticos han sido bien definidos.

Efectos del ácido ascórbico en el metabolismo del colesterol y de los triglicéridos han sido reportados mediante la alteración de la conversión hepática del colesterol hacia los ácidos biliares y su actividad lipolítica tisular respectivamente. Sin embargo, existen otros estudios que reportan el no existir alguna relación entre el nivel de ácido ascórbico y niveles de lípidos sanguíneos.

Asociaciones contrarias indican  que la relación entre el ácido ascórbico y las enfermedades cardiovasculares está determinada en los efectos que presenta el ácido ascórbico en la integridad del tejido vascular y cambios en la actividad fibrinolíica. Sin embargo, los datos aún no son suficientes para concluir que el ácido ascórbico juega un rol significativo en la etiología o prevención de las enfermedades cardiovasculares.

Vitamina C y enfermedades neurológicas

En 1994 durante el primer encuentro organizado por la Fundación Mundial de Investigación y Prevención del SIDA se esbozó un vínculo entre enfermedades lentas y degenerativas que van desde la enfermedad de Alzheimer hasta arteriosclerosis, desencadenadas por fenómenos de estrés oxidativo.

Dicho estrés oxidativo es debido a los estragos de los radicales libres, que tanto afectan a la célula (cubierta membranosa) como a la información genética (ADN y ARN). Los radicales libres se adhieren también a las proteínas  presentes en el organismo, las cuales sufren una alteración y se acumulan.

Actualmente existen evidencias en donde la oxidación de las proteínas se relaciona en varias condiciones patológicas como la enfermedad de Alzheimer, en donde estados de subcarencias prolongados pueden promover su aparición.

Cualesquiera que sean las causas del estrés oxidante, la vitamina C resulta ser un antioxidante eficaz.

Por otra parte, los enfermos que sufren demencia y otros estados caracterizados por un déficit en la memoria grave, generalmente presentan carencias de vitamina C, E, niacina y ácido fólico, Así que se debe de evitar todo lo que pudiese contribuir a intensificar el proceso de oxidación.

Vitamina C y ejercicio

Se ha visto que la vitamina C, mejora la combustión de las grasas corporales que son la mayor fuente de energía para el cuerpo durante un esfuerzo prolongado. Además de mejorar la capacidad aeróbica. En un experimento reciente, se dio 2000mg de vitamina C a un grupo de deportistas, mientras que otro grupo tomaba un placebo, se realizó un test de resistencia a gran altitud. En el grupo con suplemento, la resistencia  fue superior en un 26% a la constatada en el grupo placebo.

La vitamina C también es necesaria en el organismo para secretar las catecolaminas como respuesta al estrés físico.  


Vitamina C y anticonceptivos

Los anticonceptivos orales actualmente poseen dosis que presentan menos riesgos cardiovasculares que las de antes, además de mejorar la absorción de calcio, lo cual es importante sobre todo en mujeres que sufren de osteoporosis. Por otro lado las píldoras permiten, por un menor flujo menstrual, una mejor retención de hierro, sin embargo en el caso de la vitamina C el consumo de la píldora puede disminuir sus niveles en plasma, leucocitos y plaquetas.

Alergias y vitamina C  

El sistema inmunológico puede identificar los antígenos (virus o bacterias) y producir anticuerpos (inmunoglobulinas). Sin embargo existen ocasiones en las que el organismo se equivoca y reacciona contra sustancias inofensivas provocando alergias.

Durante una alergia, la sustancia extraña reacciona contra las inmunoglobulinas que contienen ciertos glóbulos blancos y ciertas células de la mucosa de los aparatos respiratorio y gastrointestinal, lo que provoca la liberación de histamina. Existen evidencias mostrando que la tasa de vitamina C es inversamente proporcional a la tasa de histamina en sangre. Con base en esto, se han utilizado suplementos de vitamina C con el objeto de disminuir las reacciones alérgicas provocadas por medicamentos, chocolate o polen.  

Gripe y vitamina C  

El interés del uso de la vitamina C para tratar el  resfriado común data de 1940, actualmente se ha concluido que los beneficios del ácido ascórbico para contrarrestar las molestias del resfriado común, no son suficientes para recomendar ingestas rutinarias y en gran cantidad. Los beneficios parecen estar relacionados con la reducción de la gravedad de los síntomas en lugar de prevenir el resfriado.

Linus Pauling, doble premio nobel, y padre de la medicina ortomolecular, defendió durante varios años que las megadosis de vitamina C podrían prevenir y curar los resfriados. Actualmente existe controversia acerca de dicha cuestión, ya que los estudios clínicos realizados con la vitamina C, no han permitido establecer un efecto preventivo real.

Por el contrario, ha quedado definido que la vitamina C permite disminuir la severidad y la duración de los síntomas de la gripe. Desde 1971, algunos estudios contra placebo demostraron  que el ácido ascórbico o la vitamina C, disminuía en un 23% la media de duración y la intensidad de los resfriado, lo que es suficiente razón como para incrementar el consumo de alimentos ricos en vitamina C en época de invierno.

Pauling realizó pruebas con 1000mg de vitamina C cada hora, dosis suprafisiológica que provocaba una ingestión diaria de hasta 13 o 14 g al día, disminuyendo la dosis conforme los síntomas del resfriado disminuían. Sin embargo estas megadosis pueden llegar a causar diarrea y son controversiales.