La obesidad se define como un aumento en la masa grasa corporal.


Escrito para fitness por Ileana Aguilar Cervantes

Algunos sujetos como los deportistas pueden tener un peso superior al normal gracias a la cantidad de masa muscular y por ello no se les puede considerar obesos. Sin embargo, personas con un estilo de vida sedentario, es decir, que no realizan alguna actividad física constante ni a una frecuencia cardiaca adecuada, pueden tener un peso normal a expensas de la masa muscular, es por ello que el peso por sí mismo no diagnostica de manera certera la obesidad. Es necesario conocer la cantidad de masa grasa y masa muscular para un diagnóstico veraz.

Ahora que ya entendemos que la obesidad no sólo es un problema de peso, podemos profundizar en el caso de los niños. El niño desde sus primeros meses de vida presenta cambios constantes en su composición corporal por lo que el diagnóstico de la obesidad debe realizarse tomando en cuenta la etapa de desarrollo y crecimiento en la que se encuentra.

Una de las inquietudes más frecuentes con respecto a la obesidad infantil es si el niño obeso lo será en la edad adulta. Se ha observado a través de diversos estudios que efectivamente, los niños obesos tienen más probabilidades. Un dato muy interesante es el que los niños que presentan una obesidad entre los seis meses y siete años de edad tienen un 40% de probabilidades de ser adultos obesos y los que comienzan a ser obesos entre los 10 y trece años tienen un 70% ya que las células que almacenan grasa (adipositos) se multiplican en esta etapa de la vida.

Es importante resaltar que el hecho de que un bebé se vea “gordito” o que esté en el límite superior de su peso a una edad determinada no quiere decir necesariamente que será un adulto obeso, lo que sí hay que tomar en cuenta es que se mantenga a lo largo de su etapa de desarrollo y crecimiento en los límites normales de peso para la talla.

La obesidad infantil cobra ahora una especial relevancia ya que las estadísticas recientes muestran que en los últimos años la prevalencia de este padecimiento se sigue incrementando.

La obesidad es una enfermedad compleja, cuya etiología está todavía por esclarecer debido a los múltiples factores implicados. Se cree que es el resultado de la combinación de factores ambientales, genéticos, conductuales y de estilo de vida, neuroendocrinos y alteraciones metabólicas.

Por otro lado, existe la interrogante de los factores genéticos. Cerca del 30% de los niños obesos, tienen padres con este padecimiento. Se ha estimado que entre el 25-35% de los casos de obesidad ocurren en familias en las que el peso de los padres es normal, aunque el riesgo es mayor si los padres son obesos (Bouchard, 1988). El riesgo de obesidad de un niño es 4 veces mayor si uno de sus padres es obeso y 8 veces mayor si ambos lo son (Leibel, 1986). Esta base genética puede actuar a través de diferentes mecanismos: preferencia por determinados tipos de comidas, gasto energético, patrón de crecimiento, distribución de la grasa, efecto termogénico de los alimentos y grado de actividad física. Aunque se ha demostrado la existencia de un gen responsable de la obesidad, así como la herencia del mismo, es muy importante señalar que también se heredan los estilos de vida de los padres como el sedentarismo y malos hábitos de alimentación.

Es muy difícil determinar si la causa de la obesidad es genética, y si esto fuera diagnosticado, es bien sabido que, a no ser por una patología demostrada, la obesidad en la mayoría de los casos es exógena, es decir, se obtiene a través malos hábitos de vida.

Un indicador casi seguro para saber si su hijo será un adulto obeso se obtiene respondiendo las siguientes preguntas:

  • ¿Existen personas obesas en mi familia?
  • ¿La actividad física es un tema importante en la familia?
  • ¿Qué hábitos de alimentación predominan en nuestra familia?
  • ¿Alguna vez ha recurrido a un especialista en nutrición para realizar un diagnóstico nutricional y plan de alimentación de la familia?

Si contestó de manera negativa por lo menos a alguna de estas interrogantes efectivamente, su hijo tiene probabilidades de ser un adulto obeso.


Puntos para prevenir la obesidad infantil

  1. Enseñe a su hijo las funciones de los diferentes órganos del cuerpo así como las consecuencias de que alguno de ellos se dañara.
  2. Brinde a sus hijos información acerca de los alimentos que consume y permita que después de ser informado sea él mismo el que elija qué comer, basándose siempre en la premisa de lo que será mejor para su organismo.
  3. No permita que pase más de una hora frente al televisor, computadora, juegos de video, etc.
  4. Pregúntele qué deporte le gustaría practicar y elijan juntos la actividad que por tiempo, economía y gusto se ajuste a las necesidades de la familia.
  5. Salga a caminar regularmente con toda la familia las veces que sea posible.
  6. Pregunte en la escuela qué actividad física está realizando, por cuánto tiempo y con qué intensidad.
  7. Evite el consumo de comida rápida (hamburguesas, pizzas, alimentos fritos, salsas picantes o con mucha sal) siempre explicando las razones por las que no debe de consumirlos con mucha frecuencia.
  8. Nunca premie ni castigue con alimentos “si comes las verduras te compro un chocolate”, “si te portas mal no cenas”, “si haces la tarea vas a comer dulces”.
  9. Visite a un especialista en nutrición que le brinde todo el material y la información necesaria para la buena nutrición familiar.


Tratamiento de la obesidad infantil

Como se puede observar el término familia es un factor clave para la buena nutrición del niño. Si bien el tratamiento de la obesidad infantil se basa en una dieta adecuada y al aumento de la actividad física, es importante que toda la familia se involucre en el tratamiento y se apoye al niño comiendo sanamente igual que él.

No lo trate de forma despectiva por ser obeso, ni permita que sus hermanos, primos o amigos lo hagan, esto puede traer problemas muy serios de conducta alimentaria como bulimia y anorexia. Fortalezca su autoestima enseñándole que su valor humano no sólo se centra en su apariencia, mejor inculque la idea de que la salud es lo más importante y él es responsable de que se mantenga.

Si tiene problemas en casa, en la escuela, o lo nota ansioso platique con él y busque ayuda psicológica.

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