Los carbohidratos procesados se convierten en glucosa y se transportan por la sangre.


Escrito para fitness por Isabel García de Quevedo

Es cierto que muchas veces hemos escuchado decir por ahí que si cenamos pan o incluso fruta vamos a engordar. Se dice que “los carbohidratos engordan y más si los comemos en la cena”. Esta afirmación, es muy ambigua, ya que, los carbohidratos no es únicamente el pan o la tortilla, además también influye la cantidad que se consuma.

Para tratar de entender cómo es que los carbohidratos afectan nuestro peso, es necesario comprender: ¿qué sucede cuando los consumimos?

El metabolismo de los carbohidratos o mejor llamados “hidratos de carbono” es un proceso por medio del cual el organismo transforma ese pan que nos comemos en energía o lo acumula en el organismo para cuando se necesite.

La fuente primaria de carbohidratos en el cuerpo es el almidón (panes, pastas, harinas, etc.) el cual, gracias a ciertas enzimas en el intestino, se degrada en glucosa. Esta glucosa pasa a la sangre después de una comida y puede irse a tres lugares diferentes:

  1. Se degrada y produce energía (ATP) principalmente en el cerebro, músculo y riñón
  2. Se almacena como glucógeno en el hígado y músculo, para cuando no se tenga un aporte suficiente y se requiera
  3. Se convierte en ácidos grasos (se quedan en el tejido adiposo como grasa)

Exceso de hidratos de carbono... ¿Grasa?

En efecto, el exceso de glucosa, se va a convertir en ácidos grasos. Esto sucede en el supuesto de que si una persona consume más hidratos de carbono de los que necesita y no los gasta (es decir, no tiene actividad física), los almacenes de glucosa (músculo e hígado) se van a saturar y entonces no va a tener más salida que la de convertirse en grasa.

¿Cómo sucede esto? Es un proceso complicado, por medio del cual la glucosa en lugar de crear energía (ATP) se convierte en una molécula llamada piruvato, esta molécula, a su vez, va a convertirse en Acetil coenzima A, la cual es la precursora de la síntesis de ácidos grasos, y estos después de un largo proceso se convierten en triglicéridos y se acumulan en el tejido adiposo, el cual, a diferencia de el hígado y el músculo, es un reservorio que no tiene límite de saturación.

Es por esta razón que no es que los hidratos de carbono engorden, es la cantidad que se ingiere y la falta de actividad física la que hace que se acumulen en el cuerpo, así que..., a comer lo necesario y hacer más ejercicio!

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