El adenocarcinoma es el más frecuente. Los fumadores son propensos a padecerlo.


Escrito para Fitness por Ana Cecilia Becerril

El adenocarcinoma del páncreas es un tumor canceroso que se origina en las células que revisten el conducto pancreático.

Cerca del 95 por ciento de los casos de tumores cancerosos del páncreas son adenocarcinomas. Estos tumores son casi dos veces más frecuentes en varones que en mujeres y son ligeramente más frecuentes en la etnia negra que en la blanca. El adenocarcinoma del páncreas es 2 a 3 veces más frecuente en los grandes fumadores que en los no fumadores. Las personas con pancreatitis crónica tienen un alto riesgo de padecerlo.

A medida que la expectativa de vida ha aumentado, esta enfermedad se ha vuelto más frecuente en los países desarrollados. En raras ocasiones se desarrolla antes de los 50 años y la edad promedio de su diagnóstico es a los 55 años. Se conoce poco acerca de su causa.

El adenocarcinoma de páncreas típicamente no causa síntomas hasta que el tumor haya crecido. Por este motivo, en el momento del diagnóstico y en el 80 por ciento de los casos, el tumor ya ha hecho metástasis más allá del órgano, alcanzando los ganglios linfáticos vecinos o incluso el hígado y el pulmón.

Los primeros síntomas característicos son dolor y pérdida de peso. En el momento del diagnóstico, el 90 por ciento de los enfermos tiene dolor abdominal (generalmente dolor intenso en la parte alta del abdomen, que se irradia a la espalda) y pérdida de por lo menos el 10 por ciento de su peso ideal.

Cerca del 80 por ciento de estos cánceres se desarrolla en la cabeza del páncreas (la parte más cercana al duodeno y al conducto biliar común). Por lo tanto, la ictericia es un síntoma precoz típico causado por la obstrucción del conducto biliar común. En las personas con ictericia, el color amarillo afecta no sólo a la piel sino también al blanco de los ojos (esclerótica) y a otros tejidos. La ictericia se acompaña de prurito generalizado.

Los tumores del cuerpo y de la cola del páncreas (la parte del medio y la más alejada del duodeno) pueden obstruir la vena que sale del bazo, dando como resultado un agrandamiento de bazo y varices (venas varicosas inflamadas, agrandadas y tortuosas) alrededor del estómago y del esófago. Si se llegan a romper estas venas, puede producirse una hemorragia grave, sobre todo del esófago.

El diagnóstico precoz es difícil. Cuando se sospecha un adenocarcinoma del páncreas, las pruebas diagnósticas más usadas son las ecografías, la tomografía computadorizada (TC) y la pancreatografía retrógrada endoscópica (una técnica de radiología que muestra la estructura del conducto pancreático). Para confirmar el diagnóstico se pueden obtener muestras del tejido pancreático para su examen al microscopio. La biopsia se obtiene insertando una aguja a través de la piel utilizando como guía una TC o una ecografía. Puede también obtenerse una biopsia del hígado para ver si se ha extendido el cáncer. Si el médico tiene una fuerte sospecha de adenocarcinoma del páncreas, pero los resultados de los análisis son normales, se puede explorar el páncreas quirúrgicamente.

El pronóstico es muy sombrío. Menos del dos por ciento de las personas con un adenocarcinoma del páncreas sobrevive cinco años después del diagnóstico. La única esperanza de curación es una intervención quirúrgica, que se realiza en pacientes cuyo cáncer no se ha extendido. Se extirpa sólo el páncreas, o bien tanto éste como el duodeno. Incluso tras esta cirugía, sólo el 10 por ciento de los pacientes sobrevive cinco años, cualquiera que sea el tratamiento posterior.

El dolor moderado puede aliviarse con aspirina o paracetamol (acetaminofén). El dolor intenso en la zona alta del abdomen puede aliviarse inclinándose hacia delante, colocando la cabeza hacia abajo y doblando las rodillas o utilizando medicaciones como la codeína o la morfina por vía oral. Del 70 al 80 por ciento de los pacientes que tienen un dolor intenso pueden aliviarlo con infiltraciones en los nervios para bloquear las sensaciones dolorosas. Se puede tratar la ausencia de enzimas digestivas pancreáticas con preparaciones de enzimas por vía oral. Si se desarrolla una diabetes, puede ser necesario recurrir al tratamiento con insulina.

Otros tipos de cáncer y tumores son: cistoadenoma, insulinoma, gastrinoma, glucagonoma, que llegan a tener mejor pronóstico.

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