Revisar tus senos te ayudará a saber cuando hay algún cambio y actuar a tiempo.


Escrito para Fitness por Ana Cecilia Becerril

Los senos son una parte muy delicada del cuerpo femenino. Cumplen funciones muy complejas, por un lado son fuente de alimentación y nutrición para los hijos, pero al mismo tiempo sus funciones sexuales permiten sensaciones de placer. Sin duda, el cuidado estético de los senos y la adecuada inspección en busca de alguna anomalía son básicos en la vida de una mujer.

Los senos están formados por una glándula de secreción externa parecida a un racimo de uvas cuyo tallo es la red de canales galactóforos que llegan hasta el pezón. Alrededor de las uvas tenemos la glándula, y entre ellas un tejido adiposo que funciona como aislante y amortiguador que varía en cada mujer. Alrededor de la glándula tenemos nervios, arterias, venas, tejido linfático y tejido conjuntivo. En los senos no hay músculos, lo único que los sostienen son los pectorales, a los cuales se sujetan por ligamentos suspensores. 

En la punta del seno se encuentra el pezón y alrededor de este la zona pigmentada llamada areola. En ésta hay glándulas muy pequeñas llamadas tubérculos de Montgomery. Estos tubérculos son en realidad, estructural y funcionalmente, pequeños pezones. La forma y el color del pezón varían de una mujer a otra. Durante el embarazo, el color de la areola y el tamaño de los pezones se modifican. La areola se expande y oscurece y ya no vuelve exactamente a su forma original. 

Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, una buena alimentación ayuda a la piel y su elasticidad, pero en el caso concreto de la pubertad, alimentarse adecuadamente ayuda a que el cuerpo se desarrolle de manera correcta, incluidos los senos.

El cuidado de los senos 

  • Se aconseja friccionar los senos con un cepillo suave para estimular la irrigación sanguínea, con movimientos circulares de afuera hacia adentro hasta lograr una hiperemia ligera.
  • Luego de la fricción es recomendable un masaje con aceite vegetal (almendras dulces, germen de trigo, manteca de cacao, aceite de oliva) o animal (aceite de ballena, de tortuga, cerdo) en forma de abanico, desde abajo hacia arriba, llegando hasta el cuello. No es bueno ni recomendable el uso de aceites minerales ya que tapan los poros y perjudican mucho la salud.
  • Las duchas heladas (hidromasaje) favorecen los tejidos.
  • Es importante ejercitar los senos para evitar la flacidez.
  • El sujetador, prenda muy importante que sirve de amortiguador y ayuda a la piel a no esforzarse tanto, debe adaptarse a la forma natural del pecho y sostenerlo sin comprimirlo. En el embarazo, lactancia y deporte su uso es obligado ya que evitará que los ligamentos que sostienen se lastimen.

La inspección de los senos

Durante el ciclo menstrual los senos cambian ligeramente. Durante la fase premenstrual, la mayoría de las mujeres experimentan aumento inocuo de la nodularidad e ingurgitación ligera (congestión de los senos). Rara vez este fenómeno oculta una lesión subyacente y vuelve difícil la exploración. 

La inspección debe realizarse siempre antes y después de la menstruación. Por parte del médico, ésta se efectúa mientras la paciente está sentada cómodamente con los brazos relajados a los lados del cuerpo. Se compara simetría, contorno, y aspecto cutáneo. Edema y eritema, hoyuelos o retracción de la piel y del pezón cuando los brazos se levantan por arriba de la cabeza. 

La palpación debe ser a conciencia, un método eficaz es hacerlo en círculos concéntricos. Las regiones axilar y supraclavicular de cada lado también deben palparse en busca de ganglios linfáticos aumentados de tamaño. Los aspectos principales que deben identificarse durante la palpación son hipersensibilidad, nodularidad, tumoraciones dominantes. 

La autoexploración

Incrementa el descubrimiento del cáncer de dicha glándula y aumenta la supervivencia de las pacientes que experimentan carcinoma mamario. La autoexploración es un hábito que se debe fomentar en las mujeres desde muy jóvenes.

El cáncer de seno

Constituye cerca de la tercera parte de todos los cánceres en mujeres y ocupa el segundo lugar en relación con el cáncer pulmonar como causa principal de defunciones por cáncer en el género femenino:

Factores predisponentes. Edad: menos de 1% en mujeres menores de 25 años, después de los 30 se incrementa de manera aguda la incidencia. Los antecedentes familiares de cáncer de seno aumentan el riesgo relativo global de desarrollarlo. La dieta, la obesidad y el alcoholismo son factores no determinantes pero pueden incrementar el riesgo. 

Factores reproductivos y hormonales. Cuanto más prolongada sea la fase reproductiva de una mujer mayor será su riesgo de sufrir cáncer de seno. La lactancia no afecta la incidencia pero las mujeres que nunca se han embarazado tienen un riesgo más elevado que las que son multíparas.

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