Exponerse al Sol puede ocasionar manchas en la piel, arrugas y cataratas, cáncer cutáneo o tumoraciones superficiales.


Escrito para Fitness por Ana Cecilia Becerril

El envejecimiento es el conjunto de modificaciones que se suceden en el organismo desde el nacimiento, como consecuencia del paso del tiempo. La piel al ser el órgano más extenso del organismo y responsable de nuestra apariencia externa, nos muestra el transcurrir de los años.

El envejecimiento cutáneo es un proceso fisiológico genéticamente programado y causado también por la acumulación de errores en el ADN por lo que altera el metabolismo, este proceso es acelerado por factores internos, como la mal nutrición y ciertas enfermedades, y por factores externos climatológicos, como el sol, el viento, el frío, la sequedad, etc.

Los productos antienvejecimiento deben disminuir y/o neutralizar a los radicales libres, además de prevenir y/o reparar los daños producidos por ellos.

Las agresiones externas, viento, frío, sol, pueden modificar el proceso natural de hidratación de nuestra piel es por ello que deben utilizarse cremas que hidraten para responder a las necesidades de agua que la piel tiene en cada momento. La finalidad de la hidratación es asegurar a la piel una humedad y un equilibrio lo más natural posible, con el aporte necesario de agua y otros elementos vitales se logra mantener una piel joven y cuidada a través del tiempo. La absorción y retención de agua en la piel es de gran importancia el papel de las proteínas cutáneas (colágeno) y el de los muco polisacáridos (especialmente el ac. Hialurónico).

Existen en el mercado numerosos productos que cubren las necesidades diarias de hidratación, así como productos que se adaptan a los distintos tipos de piel ya sean secas, mixtas o muy secas, sensibles e incluso con problemas alérgicos.

La luminosidad que presente una piel va a depender directamente de la calidad de la misma, pero también de los hábitos de vida de la persona. Una alimentación adecuada, descanso, horas de sueño suficientes y un adecuado equilibrio dérmico son factores esenciales. Igualmente importante es mantener limpia la capa córnea de la piel con el fin de mantener la luminosidad del rostro. El cutis pierde luminosidad con el paso de los años, el tono de la piel cambia por la acción de los pigmentos y la mayor visibilidad de los vasos sanguíneos.

La moda del bronceado, símbolo de placer, sinónimo de belleza, buena salud y éxito social, la práctica de deportes al aire libre, las vacaciones en playa o montaña, sobreexponen a nuestro cuerpo a los rayos solares. En algunos casos las sesiones de cabinas de bronceado o cámaras solares, se agregan a la irradiación natural. Este “capital solar” propio de cada individuo debe ser conocido, manejado y economizado por cada uno, ya que los efectos a largo plazo de los fotones solares son acumulativos durante la vida y aparecen apenas se ha sobrepasado el umbral.

Los mecanismos naturales de los que dispone la piel para defenderse de las radiaciones son, entre otros:

  • La formación de melanina (bronceado)
  • La secreción de sudor conteniendo ácido urocánico
  • El aumento del grosor de la capa córnea (hiperqueratinización)

De todos ellos, la formación de melanina es el más conocido por todos nosotros, puesto que se manifiesta con la aparición del bronceado o pigmentación de la piel.

Para la protección de nuestra piel existen varios tipos de productos claramente diferenciados:

  • Bronceadores
  • Fotoprotectores
  • Productos de aplicación tras la exposición solar

Es importante enseñar a los niños a protegerse del sol desde pequeños, porque los efectos de la radiación solar son acumulativos e irreversibles. La piel de los niños presenta diferencias respecto de la piel de los adultos y hay que darle la protección adecuada.

Cada persona tiene que saber su especial sensibilidad a la exposición solar y saber el tiempo que se puede exponer al sol sin riesgo de quemaduras. 

Es importante aclarar un concepto de extrema importancia. Mucha gente piensa que si con un filtro de FPS 30 podemos estar 30 veces más tiempo expuestos al sol sin quemarnos, cuando haya pasado este tiempo podemos volver a aplicarnos más filtro y estar otro periodo de tiempo equivalente a 30 veces. Esto es un grave error, ya que cuando termina el periodo de protección del filtro, nuestra piel ya ha recibido toda la energía necesaria para desarrollar eritema o buena parte de ella, lo que ocurre es que lo ha hecho en un tiempo más largo. Así pues, de nada sirve aplicarse el filtro nuevamente, puesto que en pocos minutos ya estaríamos recibiendo energía UV sobreañadida a la previamente recibida y nos produciría una quemadura.

Lo que hay que hacer, cuando se ha sobrepasado el tiempo máximo de protección, es renunciar a la exposición o protegerse con otros métodos (ropa o sombrilla). Hay que recordar pues que todas las medidas para protegernos del sol son pocas.

Aunque el color de la piel bronceada se asimila a la buena salud, el sol puede provocar dos tipos de trastornos: los visibles y los invisibles

Las consecuencias visibles:

  • Después de una exposición solar, las quemaduras son los efectos más evidentes, pero hay otros.
  • Los rayos infrarrojos dan sensación de calor pero no queman.
  • Los rayos UVA ocasionan el fenómeno de la pigmentación inmediata. Horas más tarde, los rayos UVB causan un eritema actínico. Días más tarde, la capa córnea se agranda y la pigmentación melanítica se intensifica.
  • Personas que han abusado del sol pueden experimentar, con el tiempo, manchas en la piel, arrugas y cataratas, y a la larga cáncer cutáneo o tumoraciones superficiales.

Las consecuencias invisibles:

  • A largo plazo, los rayos UVB son absorbidos por el ADN y causan alteraciones en el genoma.
  • Los rayos UVA también se absorben y se transforman en radicales libres, que alteran el material genético y saturan los sistemas defensivos de la piel. Por tanto, cuando las exposiciones solares son excesivas y los protectores están desbordados, las células anormales proliferan y acostumbran a formar carcinomas o melanoma.

Según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año se producen en todo el mundo más de 2 millones de cánceres de piel distintos del melanoma y 200.000 melanomas malignos.

LAS PERSONAS DE PIEL CLARA TIENEN MÁS RIESGO DE SUFRIR CÁNCER DE PIEL POR LA AUSENCIA RELATIVA DE PIGMENTACIÓN DE LA PIEL. Según distintos estudios clínicos, utilizar un fotoprotector 15 durante los primeros 18 años de vida puede reducir hasta un 78% el riesgo de cáncer cutáneo.

Desde que nacemos, todos tenemos una capacidad de adaptación al sol. Éste es nuestro fototipo. Cuanto más pequeña sea esta capacidad (tienen menos las personas de piel clara, o las personas pelirrojas), más reducida será la capacidad de resistir el sol. Por tanto, la respuesta a una misma radiación será diferente según el individuo que la reciba.

Siempre tenemos que protegernos de las radiaciones, y hay diferentes maneras de hacerlo. Las radiaciones ultravioleta del sol se pueden combatir utilizando prendas de vestir adecuadas, con sombreros, y sobre todo, aplicando adecuadamente cremas de protección solar sobre la piel.

PARA PROTEGER LOS OJOS CUANDO NOS EXPONEMOS AL SOL, ES NECESARIO UTILIZAR GAFAS CON CRISTALES QUE ABSORBAN LA RADIACIÓN ULTRAVIOLETA.

Cuando no se disponga de otros medios de protección, es aconsejable utilizar cremas de protección solar de amplio espectro (UVB y UVA), y reducir el tiempo de exposición al sol, en lugar de alargarlo.

La aplicación tópica de las cremas de protección solar es la más utilizada para absorber los rayos UVB, pero algunos productos no absorben eficazmente las radiaciones UVA, de longitud de onda más larga. Si se utiliza una crema de protección solar, conviene escoger un factor de protección elevado, y ser consciente de que se utiliza para protegerse del sol, y no para broncearse.

Las propiedades reflectoras de la superficie del suelo inciden en la exposición UV. La hierba, la tierra y el agua reflejan menos de un 10% de la radiación UV incidente. No obstante, la nieve fresca refleja casi un 80%, y la arena entre un 10% y un 25%, lo que indica que la exposición de los bañistas y los esquiadores a los rayos UV es más intensa.

También hay que protegernos aunque estemos a la sombra, ya que nos exponemos a radiaciones indirectas, como las lámparas de luz blanca, proyectores, computadoras, televisiones.

La clave para evitar el daño solar, es la protección.

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