La terapia es una herramienta que fomenta el crecimiento personal.


Escrito para Fitness Por Ximena Olivia Icelo Cabello

Hoy en día es más frecuente que las personas pidan ayuda ante situaciones en las que solos ya no les es posible resolver. Debido a estas circunstancias aparecen más psicólogos, psicoterapeutas y/o técnicas que tienen como fin ayudar a las personas. Sin embargo, ante esta realidad en donde las personas buscan ayuda o una guía para resolver dichos conflictos, puede encontrarse con personas sin ninguna preparación o incluso psicólogos y/o psicoterapeutas que no cuentan con la ética requerida para emprender semejante proceso. A estas personas las llamamos farsantes de la terapia. 

Las características para identificar a un terapeuta y/o psicólogo ético de un farsante de la terapia es lo siguiente:

Un farsante de la terapia sin importar si tiene títulos o no, engaña a las personas de una manera más o menos, consciente. Un ejemplo de este tipo de personas son los que se ven y oyen con mayor frecuencia en la televisión y/o radio, los llamados astrólogos.

La función real del psicólogo es ayudar más nunca engañar.

Uno de los tipos de farsantes de la terapia es a los que conocemos como videntes, pues estos ofrecen soluciones instantáneas. 

Las personas que acuden con este tipo de farsantes creen que la situación problemática no depende de ellos, sino de fuerzas fuera de su alcance con las que no se puede combatir solo, es decir ellos no son el problema sino los demás.

Ahora bien, un psicólogo y/o terapeuta ético, trabaja para que la persona conozca sus recursos y con estos solucionar la situación que le preocupa. No es magia, sino se requiere de todo un proceso para que la persona se dé cuenta que él tiene el poder y las herramientas necesarias para salir de sus dificultades.

Otro tipo de farsante es el que apapacha al paciente, pues este le permite que exprese sus sentimientos, cuenta con la habilidad para que las emociones de las personas fluyan, pero no maneja tales emociones de una manera constructiva además no integra a la persona y mucho menos soluciona el conflicto, sólo lo escucha. 

Un terapeuta y/o psicólogo con ética permite que su paciente se desahogue y exprese sus sentimientos, pero realiza un trabajo a profundidad para encontrar o generar recursos para resolver el problema que se tiene en el presente y que perduren en el futuro dichos resultados.

Existen profesionales de la salud emocional que solo buscan su propio beneficio económico por lo que suelen estancar al paciente hasta que llegue otro paciente que cubra la cuota que éste paga, siendo que no lo dan de alta a pesar de que su problema esté resuelto, creando una dependencia del paciente al psicólogo y/o terapeuta, situación que no es ética.

Lo que busca un profesionista con ética es que la persona resuelva de la mejor manera su situación y se vuelva una persona independiente del profesional.  

Antes de acudir con un psicólogo y/o terapeuta es importante tener en cuenta que la solución de nuestros conflictos depende en gran medida de la persona, la felicidad que es lo que se busca y se solicita en terapia, no depende de los otros con los que se tiene conflicto sino de la persona en si. Por lo tanto, asistir a terapia requiere de un serio compromiso de cambio personal, y es obligación del profesionista ético acompañar durante el proceso con el debido respeto y objetividad que se merece el paciente para propiciar una mejor calidad de vida a la persona que solicita los servicios.

Es importante notar cuando la terapia no está funcionando del todo, esto se da por lo siguiente:

  • Apego incoherente al tratamiento interrumpido aun y cuando los problemas psicológicos continúan. A pesar de llevar tiempo asistiendo puntualmente a las sesiones no se observen resultados constatables, la situación sigue sin resolverse y suele haber una fidelidad absurda al terapeuta a pesar de la inoperancia de su trabajo.
  • Transformación del medio en el objetivo: el objetivo de una terapia es o bien una reestructuración de la personalidad. Sin embargo, este punto se refiere cuando los objetivos u objetivo de la terapia no se han planteado de una manera clara entre terapeuta y/o psicólogo y paciente o bien estos objetivos son vagos y no hay manera de detectar si se van logrando.
  • Dependencia o sentimiento de inferioridad frente al terapeuta, y negación de ello. El paciente está convencido de que el terapeuta y/o psicólogo es el héroe, o el mago que resolverá los problemas con un poder que sustituirá su compromiso y trabajo de reflexión, superación o toma de conciencia de la situación.
  • Creciente problemática afectiva. En lugar de que las relaciones interpersonales vayan mejor, que encuentre alternativas inéditas para solucionar sus problemas el cliente se encuentra cada vez más imposibilitado para mantener no sólo una relación íntima, bien sea de amistad, de pareja, o familiar satisfactorio, sino también se encuentra cada vez con más dificultades en sus relaciones laborales. Ninguna de estas relaciones puede compararse con la de su terapeuta que lo entiende, comprende y consiente como nadie. Esta dependencia es tan fuerte que eclipsa e interfiere en todas sus relaciones dificultándolas y limitándolas. El psicólogo y/o terapeuta es un farsante que está utilizando su posición de poder para establecer una relación de superioridad que amarra al paciente a su terapia.

Se concluye con todo lo mencionado, que la terapia es una herramienta que fomenta el crecimiento personal pues el objetivo como se dijo, es reestructurar la personalidad así como encontrar y generar recursos necesarios para enfrentar la vida de la mejor manera. Ahora bien, lo más importante cuando se busque un profesional de la salud es que la persona que solicita la ayuda del especialista se sienta en confianza y observe que tan seria y congruente es la persona a la que se acude, sin olvidar los puntos mencionados en este artículo. A la primera señal de estos, se recomienda terminar la terapia y encontrar un especialista con principios y que cumpla con las necesidades de la persona que lo solicita.

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